miércoles, 17 de julio de 2019

FABIÁN Y LAS LECCIONES DE LA VIDA

(Narrativa pedagógica, solo para gente que lee)
Fabián desde niño fue muy hábil, lo que veía y escuchaba aprendía con facilidad, cuando apenas cumplió los 4 años de edad, su madre lo matriculó en la Institución Educativa Inicial “Semillitas del Saber”. Al niño le gustaba ser puntual, responsable, respetuoso y muy cariñoso con las personas de su entorno, por su actitud loable y carisma, sus coleguitas lo eligieron brigadier de aula. 
En el mes de junio, Fabián ya leía palabras sencillas, comprendía textos cortos y desarrollaba operaciones básicas de matemática, su maestra se sentía muy orgullosa de él. 
Una institución educativa cercana, organizó un concurso de conocimiento en matemática y comunicación, la maestra le inscribió a dicho concurso, para que represente a su institución. Semanas antes del evento, con la finalidad que gane en el concurso, la maestra iba todas las tardes a casa de Fabián, para reforzar su conocimiento de acuerdo al temario propuesto. 
Para orgullo de todos, en aquel concurso, ocupó el primer puesto en su nivel y sacó un puntaje sobresaliente, por ser el Concursante Excelente, le premiaron con una Medalla de Oro, una Tablet y Diploma de Honor.
Sucesivamente participó en diversos concursos a nivel local y nacional, pero en todos esos eventos siempre ganaba. 
El 23 de diciembre, se dio la clausura del año académico en su Institución Educativa Inicial “Semillitas del Saber”, para la alegría de sus padres, Fabián ocupó el primer puesto en rendimiento académico, por consiguiente los directivos de la Institución Educativa, le hicieron entrega de una medalla de oro, un diploma, una banda de tela y en cada una de ellas estaba escrito la frase. “Honor al Mérito, por Haber Ocupado el Primer Puesto”. 
Al siguiente año, su mamá lo volvió a matricular en una escuela pública, muy cerca a su casa, allí continúa sus estudios primarios. 
Desde el primer día de clases, en su aula era el estudiante más sobresaliente en el plano académico, además poseía dotes de comunicador, relacionista y dinámico. También ese año ocupó el primer puesto en rendimiento académico y ni que decir en los concursos de conocimientos, era el ganador y respetado por todos, hasta se ganó los adjetivos de genio, cerebrito y campeón. 
Terminó su primaria, en cada grado sacando un diploma de Primer Puesto, por su destacado rendimiento académico. Sus padres y familiares, estaban muy contentos. La sala de la casa, estaba llena de diplomas, medallas y premios honoríficos, con puro mención de Primer Puesto. 
Para que continúe estudiando la secundaría, sus padres lo volvieron a matricular en un colegio público, aunque muchos promotores educativos y dueños de colegios privados, le ofrecían becas integrales de estudios, pero como su papá de Fabián, era un docente de un colegio público, lo matriculó en donde él trabaja, ya que tenía la idea, de que el colegio o docente no lo hacen al estudiante, sino el estudiante es el que construye su aprendizaje y para reforzar esa teoría, como buen padre le compraba a su hijo, muchos libros de Lógica, Física Cuántica, Química, Matemática, Razonamiento Verbal y Cultura General. Lo bueno de esto, es que a Fabián le gustaba leer los libros, con la finalidad de ganar el mejor premio en todos los concursos.
Ya en la secundaria, Fabián seguía siendo un campeón en todas las materias y áreas del conocimiento. Durante sus 5 años de permanencia, le dio muchos lauros académicos a su colegio. En todos los concursos de conocimientos y olimpiadas de matemáticas, él solo conocía el Primer Puesto.
Por todo su desempeño y entrega académica, cuando finalizó sus estudios, el director del colegio, le hizo entrega de una beca, para estudiar en cualquier universidad pública, una medalla de oro, un diploma de excelencia y una banda de tela, bordado con hilos dorados, en donde estaba escrito el término “Estudiante Excelente”. 
En gratitud a su mérito, a Fabián le concedieron el honor de despedirse y aconsejar a sus demás compañeros de estudios. En la cual, les dijo a todos los asistentes, que deben leer mucho, si quieren ser como pocos y leer poco, si quieren ser como muchos, ya que solo la lectura les hará grandes campeones y capaces de afrontar todo reto. 
Para Fabián lo más difícil de su vida, fue elegir la profesión a estudiar, porque él dominaba las áreas de ciencias, letras y cultura general. Sus padres le sugerían que estudie la carrera de Medicina Humana, pero al final, Fabián decidió estudiar Ingeniería Química Industrial y en una Universidad Pública del Perú. Cuando se presentó a dar el examen de ingreso a la universidad, le tocó competir entre 40 becados de diversos colegios, solo para 2 vacantes, en lo cual, Fabián sacó la nota más alta. 
En la universidad, en todos los ciclos ocupó el primer puesto y por consiguiente era un estudiante becado, beneficiándose gratuitamente de todos los servicios que brindaba la universidad. 
Su práctica preprofesional del último ciclo, lo realizó en una empresa procesadora de bebidas alcohólicas de rango internacional, por su destacado empeño y entrega en sus labores demostradas, durante sus prácticas, la Gerencia General de la Empresa, le invitó a trabajar con ellos, con una contrata estable y un sueldo sobresaliente. El joven profesional aceptó la invitación e inició a trabajar en aquella empresa, aún sin título y se desempeñaba como Especialista en Análisis y Control de Calidad. Desde el primer día, le puso alma, vida y corazón a su trabajo y siempre lo calificaba como su dulce hogar, a aquella empresa. 
Ya estaba trabajando cinco meses, allí inició a construir una bonita amistad, con otra colega de trabajo, de nombre Aysha, quien se desempeñaba como Secretaria General de la Empresa. Según pasaban los días, Fabián se fue enamorando sin límites ni clemencia de aquella mujer, hasta le juró matrimonio y le presentó a sus padres. Para desgracia de él, su mamá no aceptó esa relación, porque Aysha mostraba una personalidad voluble y poco acuciosa. 
Pero como Fabián se había enamorado hasta los tuétanos, no le hizo caso a los consejos de su madre y a lo contrario decidió retirarse del poder de sus padres, con la ilusión de construir su propio hogar. 
Demostrando su amor infinito y la sensatez de un buen esposo, Fabián lo suplicó a su esposa, que pida licencia indefinida en su trabajo y que solo se dedique a disfrutar de la comodidad de su hogar, porque él ganaba dinero suficiente para mantenerla, darle sus gustos y lujos que ella requería. 
Afrontando diversas circunstancias lograron convivir un año, pero a partir de allí, Aysha inició a mostrar cambios radicales en su personalidad, ya no era atenta y ni cariñosa con su varón. Fabián no le dio mucha importancia a la actitud de su pareja, más se concentró en su trabajo.
Un día, Fabián se sentía un poco mal de su salud y pidió permiso, con la finalidad de retornar a su domicilio y allí reposar. Para sorpresa de él, cuando llegó a su apartamento, encontró a su amada Aysha en el sofá de la sala, en intimidades con otro tipo. Por su educación y nivel cultural, no les hizo problemas a ningunos. Solo a Aysha le dijo: 
—Con el corazón desgarrado te digo que agarres tus cosas, márchate muy lejos de aquí y nunca te atrevas a volver. Hoy mataste a ese gran amor que sentía por ti, así lo quiso el destino, porque tal vez lo nuestro fue un error. 
Solo te pido que ya no me busques más, no me hagas más sufrir y juro que te olvidaré. 
Ese mismo día Aysha se fue, entre lágrimas, agonías y suplicas de perdón. En su dolor y penitencia, por última vez, Aysha le habló a Fabián: 
—Tú tienes que pagar en vida, las penas y el dolor que te dejo en el alma. Te amé con esa pasión de un amor, pero jugué con mi sentimiento y el tuyo, en ese instante, no me importó lo que te amaba. Por todo lo que te hice, tendré que pagarlo en vida y en el más allá, pero recuerda que siempre tú vivirás en mi mente. 
Le dio un beso volado y se marchó, llevándose la libertad y dejando al recuerdo, a la soledad y al sufrimiento.
Fabián, no tenía hambre y ni sueño, hasta su alma ya lo había abandonado y ni la muerte ya le quería, por no hacer renegar a sus padres, no les llamó. 
Al siguiente día, muy temprano se fue a su trabajo, en sus ojos se notaba que lloró mucho. Apenas estaba entrando a la fábrica, se encontró con aquel Gerente General, que le invitó por primera vez a formar parte de dicha empresa y al verlo deprimido, de inmediato le interrogó: 
—¿Qué te pasa Fabián, por qué estás tan deprimido? Fabián, trató de ocultar su problema, pero no pudo, su debilidad y heridas causadas en el alma, lo terminaron delatando. 
—Fabián, espera un rato, voy a firmar mi asistencia y de inmediato salgo, quiero que me cuentas todos tus problemas. —Le dijo el Gerente General—. Y con respecto a tu asistencia de hoy, no te preocupes, yo voy a llamar al otro ingeniero del turno de la tarde, para que te sustituye. 
Aquel gerente, en cinco minutos ya estaba en la puerta de salida, a Fabián lo invitó a subir a su vehículo y se fueron a una taberna, allí el Gerente General se comportó muy bien, le dijo a Fabián que pida cualquier bebida que desea. 
Sentados en la mesa de aquella lóbrega taberna, Fabián terminó de contarle todo a su acompañante, cuanto más bebía el contenido amarillento de aquella garrafa, denominado Etiqueta Azul, se iba olvidando del incidente y tomaba fuerzas para decir que ya no lo amaba.
A partir de ese día, con la finalidad de olvidar a aquel traicionero amor, Fabián se iba a tomar a cualquier taberna y con quien sea. Todo el mérito laboral y prestigio académico, ya no le interesaba. 
En sus momentos de reflexión y en silencio se preguntaba: 
—¿Cuál fue mi error? Hoy para estar sufriendo y no poder olvidar a ese infame querer. ¿Cuánto lo amé a aquella ingrata? Hasta dejé mi hogar y llorando a mi madre, solo por ella. ¿De nada sirvió el inmenso amor que le di? Solo me pagaste con tu cruel traición.
Pasaron ya tres meses del incidente y Fabián estaba destruido por completo, comenzó a gustarle el alcohol, más que cualquier golosina o alimento. Por sus inasistencias constantes a su trabajo, lo despidieron de la empresa, en vez de apoyarlo a superar ese trance emocional.
Un día, por azares del destino, en la esquina de una calle concurrida, se encontraron después de varios años, con su viejo maestro de Ciencias Naturales, Jorge Arratea Espinoza, quien caminaba con sus colegas elogiando y mirando a aquellas flores humanas, que derrochan hermosura y elegancia, con su dulce caminar.
El maestro le reconoció a cierta distancia, a pesar que estaba mal vestido, con el pelo desaliñado y agonizando de tristeza, de inmediato fue a su encuentro con los brazos abiertos.
—¿Fabián, qué fue de tu vida? Mi peque engreído, a los años te vuelvo a ver. A Fabián le ganó sus lágrimas de dolor, lo abrazó a su maestro y en su triste agonía, inició a narrarlo todo su sufrimiento. 
El maestro después de escucharlo con atención. —Le dijo:
—Pero Fabiancito, siempre tú has sido un inteligente y el mejor. ¿Cómo es posible que llegaste a este estado? 
—Maestro, no fui y ni soy inteligente, si fuese inteligente, tendría la capacidad y el coraje para solucionar mi propio problema, pero como me ves, estoy perdido en el mundo de la soledad y soy propiedad del vicio. ¿Qué hago para superar este dolor que llevo en el alma? 

—Es cierto hijito, un individuo inteligente, es capaz de solucionar problemas y tener un óptimo manejo emocional, nadie lo va negar de ti, que fuiste un gran académico, pero el éxito de la vida, no solo depende de lo que conoces, sino de lo que cómo puedes manejar cada situación que se presenta. —Le replicó el viejo maestro. 
Después de escucharles muy atento, intervino el amigo del maestro Jorge. 
—¡Buen día joven! Mi nombre es Grover Malpartida Villanueva, les doy la razón, además decirles que el individuo por más que saca un 20 de calificación, no es un inteligente, inteligente es aquel que elige las mejores estrategias para resolver problemas. Tampoco es inteligente, aquel que tiene muchas ideas, sino el que sabe aprovechar al máximo, lo poco que conoce. —Con tanta lucidez le explicó aquel maestro. 
—Es así hijito, ser inteligente nos permite tener la capacidad de comprender ideas, adaptarnos al entorno, aprender de las experiencias de los demás, superar obstáculos y tener la capacidad de organizar y planificar asuntos que atañen a tu persona y a otros. El inteligente es flexible para los cambios y es capaz de conseguir lo imposible. 
Hijo mío, si Dios ateo te quitó las extremidades, la madre naturaleza te dará alas para que vueles muy alto, nada está perdido mientras tienes vida, salud y juventud. 
A los consejos de los maestros, muy atento escuchaba el maestro más joven y decidió intervenir. 
—Fabián, soy Héctor Inga Daza, un amigo para servirte. No conozco de cerca tu problema, pero te voy a decir, que no dejes que los problemas, direccionen tu vida, ni que influyan en tu actuar, parece difícil, pero no imposible superar cualquier problema. 
Las heridas se curan, no llores, ni sufras, ya te tocará reír. Ahora con respecto a la inteligencia, les digo que si solo dominamos operaciones matemáticas, sabemos hacer cálculos geométricos, memorizar acontecimientos y fechas memorables, eso también las máquinas especializadas lo hacen y hasta más exacto que los hombres. Pero eso, no les cataloga como herramientas inteligentes, sino como interactivas y para su buen funcionar, van a depender de los seres inteligentes. 
Volvió a intervenir el maestro Grover. 
—Imagino que tú conoces la historia de los grandes cantantes que consumen drogas, excelentes futbolistas que terminan adictos al alcohol, estrellas de cines que se suicidan, ilustres literatos dependiendo del cigarrillo para vivir y profesionales, esclavos de múltiples vicios, estos individuos no todos son inteligentes, por más fama o dinero que tienen, solo desarrollaron y perfeccionaron esas habilidades ingénitas que les dio la naturaleza. 
Para que sean inteligentes, tienen que ser integrales en pensamiento, sentimiento, palabras y en acción, cuestión muy difícil de conseguir, pero con el apoyo de los demás, es posible. 
Por último, volvió a intervenir el viejo maestro Jorge. 
—Recuerde que tener un resultado académico brillante, es algo muy bueno, pero no te garantiza el éxito en la vida. Hijo, los profesores solo han rellenado tu cerebro con fechas célebres, operaciones matemáticas, ecuaciones, símbolos químicos, reglas gramaticales, nombres de obras literarias, fórmulas químicas y dominio de herramientas informáticas, pero muy poco te enseñaron a razonar y a construir un cimiento fuerte, con cada cúmulo de caídas, fracasos y golpes que te da la vida. 
A partir de hoy, toda mala circunstancia tiene que ser una motivación, para que sigas escalando hacia la cumbre del éxito. —Le dijo el maestro—. Mientras Fabián, secándose las lágrimas, escuchaba muy atento las explicaciones y consejos de su maestro y de los demás amigos.
De acuerdo a este relato ¿Eres inteligente? Mira a tu alrededor y responde con honestidad.
¿Los centros de educación, estarán motivando el desarrollo de la inteligencia en los estudiantes? De ser así ¿Por qué hay personas con título profesional, maestría y doctorado, pero nunca practican los valores y ni a sus propias vidas pueden conducir? ¿Ser un triunfador, es solo ingresar a la universidad? Y ¿Para ser un individuo completo, solo se necesita tener un título profesional? 
Eso cualquiera lo hace y tiene, pero no todos tienen la capacidad de solucionar problemas, de ser creativos, innovadores, de proponer planes y luchar hasta conseguirlo, cometer errores, reconocer y responsabilizarse de las consecuencias. 
Esos seres hay pocos, pero esos son los inteligentes, aunque algunos lo ven como a unos locos, será porque la inteligencia les volvió locos pensantes y actuantes.

De: Regalando Zueños. 
Autor: Calderón Jara Enoch 

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